«La belleza del ajedrez es que puede ser lo que quieras que sea. Trasciende el lenguaje, la edad, la raza, la religión, la política, el sexo y los antecedentes socioeconómicos. Sean cuales sean sus circunstancias, cualquiera puede disfrutar de una buena pelea a muerte sobre el tablero de ajedrez» . Simon Williams
Al sentarme a escribir, aturdo mis sentidos [o sería más apropiado decir los giro hacia dentro] como Beth, maybe. Escucho música. Tomo café. Dejo abiertas muchas pestañas en la web de las que voy saltando de una a otra de cuando en vez. Siento cada palabra que se revela hilando cada frase, cada idea, cada párrafo. Prendo incienso, froto aceite de citronella, vetiver o sándalo por mis muñecas, cuello y cabello para asegurarme que el olor me acompañe por horas.
La escritura es para Claudia como el ajedrez es para Beth.
Una vez comenzada la primera escena sentí largo escalofrío. Un curioso movimiento arrastrándome de mi realidad hacia dentro de la pantalla. Lo más cumbre fué que no me resistí. Absorta en cada movimiento, penetrada por las profundas miradas, los gestos de frialdad y agilidad mental. Tanto silencio como pocas palabras. Ella monosílaba, logo siempre bien colocado. El único exceso era tan evidente como urgente. La inocente avaricia por el saber. La carrera contra la propia mente.
Paranoia. Curiosidad desbordada. Aplomo circunspecto. Delicadeza y elegancia.
“Los corazones apasionados no se dejan arrastras por pasiones mundanas tan fácilmente. Ellos deciden cuando arrastrar lo mundano a sus vidas”.
Y aquí comienza mi parte. Mientras les escribo escucho el soundtrack. Bebo agua - necesito claridad. No llevo aceites que me distraigan. No abriré ninguna pestaña extra. Necesito mis cinco sentidos atentos en este asunto que deseo resolver escribiendo hoy. Bajé persianas, cerré puertas físicas, ventanas - pratyahara - tantas vías de caminar hacia dentro. Tantos caminos, tantas jugadas. El foco solo debe ser la llegada, relajados y alegres en el proceso. Atendiendo el caos con amor y curiosidad. Discerniendo cada caída, cada movida. La vida.
No tenía la intención de parafrasear la última serie de Netflix que ha hecho hallazgos; la que me devoré hasta comerme a mi misma, hasta quedarme ensimismada, girando en un rulo mental. Dos gatillos, dos aspectos relevantes: enfoque inamovible - frialdad con intención y propósito elevado. No la voy a parafrasear. Le estoy dando vida bajo mi lupa, a la que en lugar de ampliar le dio por disminuir, le dio por ponerlo todo en perspectiva.
He leído muchas veces a Patanjali. Diferentes comentarios. He tenido la necesidad de vivir los Yamas, los Niyamas, las Asanas … más tarde llegó el Pranayama …
No es aleatorio el encuentro con el Yoga.
Cuando estamos chiquillos y encantados por la vida podemos saber eso a lo que hemos venido [es cuestión de tiempo ya que algunos nos damos cuenta en los años adultos que de pequeños ya sabíamos cual sería nuestro rol como pastores en este tiempo de vida, es solo que no estuvimos atentos].
No me queda duda de que Harmon [Beth] vive en cada uno de nosotros. Todas sus facetas nos enseñan como nos enseña el Yoga. Tenemos la sabiduría en la punta de la nariz. Necesitamos nada. La conexión no se pierde nunca. Llamamos a lo mundano cuando no toleramos ver que somos más que la piel, que nuestras capacidades se cansan de nuestro drama, que el drama depende solo de nuestra pequeñez y los recursos minúsculos que la mente condicionada como por arte de magia los pone en bandeja de plata.
Todos hemos sido huérfanos, adictos, brillantes, adoptados, obsesionados.
El esfuerzo que hacemos por salirnos de la vía es mayor, toma de nosotros más energía que seguir nuestra mente elevada y corazón.
Beth me mostró un camino. Uno que no había visto. Uno que tuve todo el tiempo delante de mi. Pero derrochar y despilfarrar mi energía era más fácil. Era algo que siempre había visto repetirse en personajes cerca de mi. Es algo que está en mi ADN y que involuntariamente venía repitiéndose.
Puedes relacionarte con lo que estoy narrando?
Lágrimas caen. Recuerdo con añoransia, como cuando Beth recordaba al Sr. Sheibel.
Mi infancia. La de mi hijo. La de Beth.
Hoy escribo con mayúsculas. Estoy más enfocada que otros días. Enfocada no en algo específico. Todo el foco y atención plena al cambio que está ocurriendo. Al cambio que se está generando y nos indica la dirección a tomar. Porque el propósito está ya marcado. Solo debemos prestar atención para no distraernos más.
Si la ambición pudiera interpelarse. Yo lo hago. La ambición puede purificarse y deslastrarse de su mala reputación. Por qué ambicionar es malo? En todo caso sería el apego macabro por lograr el objetivo con el fin de destruir la lealtad hacia el propósito que cada uno tiene marcado que nos ayuda a pasar hacia la siguiente lección.
Y no es esto lo qué Beth nos enseña? Cómo podría ella haber llegado a sentarse frente a una mente más brillante que la de ella sin haberse obsesionado?
Una mente jugosa, un corazón apasionado incondicional.
Escribo desde mis víceras. No hay tiempo de editar, de cuidar las frases, de curar. Hoy vomito desde mis entrañas en forma de palabras cargadas de deseos carnales por abandonar el estado de sumisión e ingenuidad. Hoy me acompañan dos de mis talones de aquiles: la verborrea y la curiosidad más allá de la razón.
La jugada inusual es la temida, justo la que genera el cambio de frecuencia. Por miedo jugamos igual, standard. Dice el yoga que existen diferentes intensidades de practicantes.
Qué determina esto?
Es el trabajo obsesivo, la pasión, el foco?
Es encarnar el amor?
Ser el Yoga mismo.
Ser el Ajedrez mismo.
Encarnar.
Es una complejidad.
Esta escritura ecléctica, mixta [ nada pura ] desordenadamente ordenada. Así me ha escogido. Como ese practicante intenso. Como Beth. Palabras que aterrizan sin paracaídas en arenas movedizas como cuando Beth sentada frente Borgov perdía de vista toda estrategia, jugada, velocidad. Jalada por el centro del miedo, desconectada de su fuente, con el foco externo. Perdemos todo el tiempo cuando el foco es externo.
Existe algo que ames incluso más que tu propia vida? Algo que te domine, te mueva la silla, te quiebre la voz, te muerda la sonrisa, te lleve a la ruina como persona pero a la gloria como alma y espíritu?
Cuando leo acerca del samadhi me pregunto esto.
En meditaciones profundas pierdo a claudia. Pierdo un poco de mi voluntad, da un poco de miedo cuando la Fe es pequeña. La Fe grande nos regala carácter. Lo importante de tener carácter y cultivarlo es poder usarlo para permitir que nuestra Fuente nos mueva, tener larga y ancha confianza en la jugada.
Al abrir el mat parte de mi persona sabe que morirá un poco más. Como Beth, con cada triunfo sabía que se perdía a ella o tal vez lo que perdía era esa parte de ella que ya no existía. La parte que era solo sombra.
Recuerdo mi último viaje a India. Con el murió una búsqueda. Nació la libertad. Quedó la incertidumbre en destacadas. Un sueño dejó de ser sueño para convertirse en una realidad más honesta, coherente, convergente. Como Beth, cuando escogió caminar entre apasionados del tablero de mesa sin títulos ni trofeos pero llenos de momentos y espacio para ser lo que quisieran ser. Para ella, según lo siento, sentarse entre ellos y soltar el título fué la prueba de que esa simpleza era también su grandeza.
Mi ignorancia es vergonzosa.
De ajedrez se, como de amor.
Pero, tuve la agilidad mental de verme transitar en toda la historia.
Los amores no correspondidos, transferidos a la pasión obsesiva del talento.
Píldoras que pulen un espejo empañado.
Ojos puntiagudos, mirada sin fondo.
Sigilosa
Pretenciosa
Feroz
Beth como el aire, como el fuego, como el agua, como la tierra.
No se engancha, guarda calma.
La razón me traiciona, siento ansiedad al ver su dirección tan bien señalada.
Veo un masculino muy bien interpretado, no es posible hacerlo si no se siente.
Veo un femenino naturalmente tomando lo que le corresponde sin la necesidad de enseñar demás, lo que es realmente cautivador y me deja sorprendida.
Veo sensualidad en la masculinidad de su vocabulario escueto. Y veo también que los humanos por más brillantes que seamos tenemos la capacidad de manifestar siempre siempre un miedo.
Y si lo hacemos?
Habría entonces juego?
Otro nivel?
Otra postura?
Otra lección?
Ella como un magneto que atrae no por su silueta sino por lo que viaja a través de ella.
Astuta como el practicante que no se engancha con la práctica, sedienta por aprender como el practicante que cada día hace sus asanas. Ellos no están obsesionados por el conocimiento. Su interés es poder aplicarlo.
Beth dice que el ajedrez también puede ser Hermoso, se siente el cariño por lo único que le dió sentido a su vida.
La creatividad y la psicosis van tan de la mano como la genialidad y la locura.
Nosotros, ustedes tal vez o no, practicantes de yoga - aspirantes a un estado mental elevado - me pregunto:
es nuestra práctica un pasatiempo que nos aleja del momento?
es acaso una obsesión?
La composición musical es magistral. Crea un ambiente de seducción por lo adictivo, componente OBVIO de la serie y el tema central. Disfruten con ojos cerrados y audífonos.
Me gusta el desenlace final. Ella suelta, y al soltar se libera.
con el deseo de que las ideas desarrolladas dejen puertas abiertas para que continúen su investigación interior, o simplemente disfruten leer la mente de quien les sirve una nueva entrega,
con mucho amor,
clau
pd: feliz luna y eclipse. que la energía los abrace cariñosamente.
Encontrar nuestro propósito puede ser para muchos un camino desconocido, lleno de dudas e incertidumbre. Tengo la dicha de haber escuchado mi intuición en el 2007. Desde ese momento dedicarme al yoga cambió el sentido de vida. Fué la nueva dirección que mi GPS necesitaba para encaminar mi vehículo en sentido hacia la luz. Si es verdad, he transitado como muchos altos y bajos. Este año ha golpeado cada fibra de mi dharma. Justo en estos momentos siento un terremoto. Me mantengo firme, aún así flexible; pero nunca dudando de que soy instrumento para seguir compartiendo el Yoga con todos ustedes. Les dejo la información de mi nuevo proyecto. Compártanlo si creen que alguién pueda estar interesado y beneficiarse de el.